Compra online el libro La Fuerza de Sheccid de Editorial Diamante; disponible en Royce Editores, la mejor y más grande librería de diccionarios y enciclopedias en México.
La Fuerza de Sheccid. Una novela de amor, juventud y ética.
Una historia de amor inspiradora que nos hará revivir las mejores emociones de nuestra propia juventud.
José Carlos es un adolescente tímido y poco popular en la escuela, pero está determinado a superarse y a hacerse notar para conquistar a Sheccid, la chica excepcionalmente hermosa de la que se ha enamorado.
La fuerza de Sheccid es una novela intensa y vertiginosa, versión corta de Los ojos de mi princesa. Con un ritmo más rápido, mantiene el estilo intimista que caracteriza esta saga que ha dejado huella.
Junto con los personajes, el lector rechazará la corrupción, impugnará la injusticia, soñará con alcanzar grandes ideales, y recordará la belleza de estar enamorado.
- Un excelente libro impreso
- Formato 15 x 23 cm
- 192 páginas impresas en blanco y negro
- Papel bond
- Fina encuadernación en pasta suave
- Edición 2015
- ISBN: 978-607-7627-06-7, 9786077627067
- Autor: Carlos Cuauhtémoc Sánchez
- © Editorial Diamante
- ¿El trabajo? ¿Cuál trabajo?
- ¡Te voy a enseñar!
- Mario tomó agua de mar.
- Vaya que vienes decidido.
- Voy a recitar un poema para ti.
- Qué buena nalgada.
- Este número es muy importante.
- Una noche te atiende a ti y otra a mí.
- Sólo vine a cumplir conmigo misma.
- ¡Disfruta esta etapa!
- ¡Fuera, he dicho!
- Te traje la lente de Fred.
- ¿De modo que aspiras a formar un harén?
- La basura debe esperar.
- Estoy harto de callar.
- ¿De qué sabor, cariño?
- ¿Nadie baja del autobús?
- No digan que no he sentido el amor porque los amo a ustedes.
- A “ya sabes quién” le ha picado un bicho rato.
- Ojalá no te hagan engordar.
- Eso es basura, tíralo por ahí.
- Vamos, ¡pártanse la cara!
- Defendí a una chica.
- No temo enfrentarme a un gallinero.
- Son los Lomeros.
- Es una zorra.
- ¿Tú amas a mi abuelita?
- No hagas esto más difícil.
- Eres una manipuladora.
- Te extrañaré.
- ¡Hasta fuimos esposos!
- Hubiera preferido no decírtelo.
- Quizá presintió.
- Estas diciendo incoherencias otra vez.
- Sí y no, porque vive aquí.
